Comienzo a cocinar esta entrada mientras L se pasa el día fuera de casa, en sus pruebas de la EVAU, las que estos días se realizan en toda España y que antes llamábamos «selectividad». Es el remate de un curso extraño en el que, demasiadas veces, ha primado la incertidumbre por no tener muy claro qué asignaturas y contenidos eran los que, al final, contarían para las pruebas. La vida son números y el destino de muchos estudiantes así comienza, con un número, con una nota.
Atrás queda el colegio y el instituto. No hay vuelta de hoja, por mucho que nos empeñemos.