Las tormentas de verano inspiraron los inicios de este blog, hace ahora justamente dos años, y las tormentas de verano vuelven estas tardes de principios de julio, como vuelven las ganas de comer un helado mientras aprovechas la primera hora de la tarde, cuando es un suicidio salir de casa si no es por obligación, para seguir esa serie que nunca tienes tiempo de ver. Como vuelven las charletas en la piscina cuando empiezas hablando del último libro leído y acabas hablando de la vida o como vuelven los cólicos de riñón… Lee el resto de esta entrada
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VOCES EN MI CABEZA
Es curioso el cerebro. Ahora que nos comunicamos más por WhatsApp y mensajes en redes sociales que de tu a tu, ahora que escribimos y leemos más que nunca, mientras leo mentalmente los mensajes de un chat con amigos, en mi cabeza suena la voz de la persona que está hablando en ese momento. Porque… ¿A vosotros también os pasa, verdad? (Como sólo me pase a mi, prometo que me lo miro y me voy derechita a un neurólogo que meta mi cerebro en algún laboratorio y de allí no lo saque).
REGALOS
Hagamos una prueba. Sólo si me lees desde tu casa, aunque si lo haces desde el autobús o desde un banco en el parque, igual también, por qué no. Levanta la vista y recorre tu mirada por todos los objetos que decoran tu despacho, cocina, salón de estar… incluso cuarto de baño. Sí, allí seguro que también encuentras algo que te hayan regalado. Una colonia, un jabón, una figurita, unas flores, un marco con una foto, un libro, un reloj… Y piensa por un instante la persona o el momento en que te lo regalaron… ¿A que has sonreído? Eso es felicidad. Lee el resto de esta entrada
HISTORIA DE UN BOBINÉ
Tenía que acabarlo a finales de Abril. Tenía que viajar en ese equipaje rumbo a Balingen (Alemania) y sí, cerca de doscientas horas, unos cuantos más metros de hilo, nosecuantísimas puntadas y quizás alguna dioptría después, allí estaba el bobiné blanco inmaculado y planchado dentro de la maleta. Lo más difícil fue elegir el dibujo y pasarlo a la tela. A partir de allí simplemente sacar ratos tranquilos en los que sentarme y darle a la aguja.
Han sido unas cuantas tardes de invierno, en mi rincón del sofá, con más luz artificial de la que me hubiera gustado, muchas coincidiendo con los mismos ratos en que ella marchaba a los ensayos. Alguien escribió una vez que cuando una mujer teje, teje sueños, el futuro, caras que no ha visto… Lee el resto de esta entrada