Mayo siempre me ha parecido un mes muy bonito. Todo florece y se llena de colores intensos y luminosos. El sol baña de luz y calor nuestros días que, ahora sí, son definitivamente más largos e intensos. Apetece mucho más salir a leer un buen libro al balcón, pasear por los parques, salir al monte, a la playa… Además, para mi, es un mes de celebración. Primero el día de la madre, celebración tremendamente especial, homenaje a la maternidad. Sin maternidad no hay vida, así de sencillo. La maternidad es el origen de la historia humana. Si alguien no te ha hecho crecer en su vientre no naces, no existes, no vives. Por eso creo que el amor que se experimenta como hijo o hija hacia la madre, y viceversa, es, además de infinito, especial. Es algo tan misterioso como real.
Decía que mayo es un mes de celebraciones porque, además de mi cumpleaños, es el cumpleaños de muchas personas que he ido conociendo a lo largo de mi vida y con las que he llegado a experimentar un tremendo cariño. En mi agenda se colorean los días con esa anotación tan festiva como si fuera una guirnalda decorativa: el 1, el 4, el 5, el 6, el 7, el 8, el 10, el 11, el 13… Y así, hasta acabar el mes, en mi agenda se van encadenando los avisos de cumpleaños.
Tengo una amiga, desde hace un montón de años, con la que me unen unas cuantas aficiones, además del mismo signo del zodiaco. Nos vemos poco porque ella vive en otra ciudad, pero no ha pasado un solo verano desde que somos niñas, que no nos hayamos encontrado en el veraneo del pueblo. Últimamente son pocos los días que nos vemos, pero siempre hacemos lo posible por tener ese encuentro en el que ponernos al día de todo lo ocurrido durante el año. Alguna vez incluso nos hemos visto en otoño o en invierno. Guardo en mi memoria todos esos encuentros con una gran sonrisa porque siempre ha sido una persona muy entrañable, con una conversación inteligente, amena y divertida y con unos detalles de esos que sólo las personas con un gran corazón son capaces de preparar. Es maestra, profe de infantil. Una profe entregada, aunque cuando nos cuenta sus aventuras, siempre se empeña en rematarlas dejando bien claro cuánto, hasta el gorro, está de los críos… pero quienes la conocemos sabemos que no es así, que ella se sentía maestra mucho antes de serlo. Pocas personas he conocido con una vocación tan clara… Con qué orgullo nos enseñaba, aquel sábado de comienzos de enero, los alegres y coloridos ventanales de su cole, desde la calle.
Este verano, que se va abriendo camino poco a poco, mes a mes, no estoy segura de querer que llegue. En cuestión de horas todos los planes con mi amiga, esos que hemos ido afianzando cual pilares de nuestra amistad, aquellos que tenía en mi agenda imaginaria como algo inamovible, de repente se han esfumado, han desaparecido. Ya no habrá más vermús a la salida de la misa del domingo. Ya no habrá más paseos al atardecer, por los huertos hasta la Huerva, o por los campos de girasoles camino a la Venta del Cuerno. Ya no habrá más corazones en el whatsapp porque ya no encontraré más viñetas de Mafalda o de Forges en su foto de perfil… Mi amiga, el corazón de mi amiga, ha decidido no cumplir más años, justo a las puertas de un nuevo cumpleaños. Eso sí, tuvo el detalle de felicitarme el mío, porque ella es así, eternamente detallista y generosa.
Foto de portada, una más de las geniales creaciones de Pinceles de Papel
Un abrazo muy fuerte…
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Gracias 😘
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Con los abrazos de las amigas que te queremos sujetaremos la tirita de tu alma. ❤
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Muuuuuaks!
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