Música que me recuerda a otra Juliette, actriz en este caso.
La historia de JULIETTE TOURMALET
En un concurso de relatos tenía que firmar con pseudónimo y se me ocurrió este nombre… La verdad es que me gustaba mucho cómo sonaba y no se me iba de la cabeza. Por cierto, aquel relato no llegó muy lejos (creo que lo más brillante de ese momento fué encontrar a Juliette).
Un buen día se me ocurrió buscar por internet si existía de verdad la tal Juliette, no fuera que estuviese suplantando alguna personalidad y yo sin enterarme pero… , al menos para Google, no… Lo tuve claro, si no estás en Google no existes, así que me lo quedé… Para alguien con un nombre y apellido tan común encontrar una identidad única es… ¡Fascinante!
… Año y medio después de asomarme tímidamente a este apasionante y desconcertante mundo de la blogosfera, me animo a destaparme un poquito más. Muchos de los que me leéis habitualmente ya sabéis qué cara poner a Juliette. Para los que me encontráis por casualidad, empezáis a leer, enlazáis una entrada con otra y al final acabáis en esta pestaña con la curiosidad de saber a qué cabeza loca le da por escribir estas cosas, sabed que detrás de Juliette, la chica chic y francesa, la que disfruta de una buena conversación con la excusa de un café o un te, lo mismo le da, la que se derrite con una banda sonora metida en una de esas pelis inolvidables, la que siempre encontró y encontrará en un buen libro ese refugio donde resguardarse esperando que pase la tormenta, se esconde Carmen, la mañica tozuda, inconformista y un pelín idealista, madre de dos adolescentes maravillosos y compañera de aventuras de ese «ClarKent», medio riojano-medio aragonés, que siempre le ayuda a aterrizar en la realidad con la delicadeza del mejor Supermán.