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BUSCANDO A JULIETTE

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BUSCANDO A JULIETTE

Estoy leyendo ¡Esa luz! de Carlos Saura. No sabía que también escribía pero la casualidad ha hecho que llegue este libro a mis manos y con él ando estos días. Me hace ilusión homenajearle con esta nueva (para mi) faceta artística.

Comienzo a leer las primeras páginas y me digo a mí misma que por eso soy pacifista, por todas las historias sobre cualquier guerra que he leído. No sé qué lecturas habrá tenido Putin en su vida, por eso, no logro entender esa guerra suya contra Ucrania. Yo leo historias como la que estoy leyendo y, con que tengas un poquito de humanidad, entiendes que las guerras son un sinsentido. Todo ese sufrimiento, empezando por la población civil, no tiene ninguna justificación. ¿Qué necesidad? Digo yo. Pero el caso es que así estamos, un año de guerra llevamos y sin ningún propósito de que vaya a acabar.

Pues estas cosas rondan por mi cabeza estos días y, como hace tanto que no me paso por aquí, no sabía muy bien cómo retomar este blog. Tampoco sé si seguiré mucho por aquí. Depende del resto de cosas que vayan pasando por mi cabeza, porque la escritura, un poco, también va de eso, de escribir lo que se nos pasa por la cabeza. Luego está el filtro de saber si tal o cual historia puede interesar a alguien, pero eso es tan relativo. Volviendo a Putin, y según mi razonamiento, él seguro que no ha leído los mismos libros que he leído yo. Eso, o no tiene humanidad, que también puede ser. El caso es que cada persona tira por unas lecturas y no por otras y así traduce su vida. También con las películas, las series y todos los distintos entretenimientos con los que vamos pasando los días y los años.

Hablando del tiempo que pasa. Casi ya dos años que no me pasaba por aquí. Tampoco he tenido mucho que contar. O sí, pero bueno, ahí se queda. Muchas veces pensaba que ya había contado todo lo que tenía que contar y que era mejor dejar el blog como quien guarda un viejo cacharro en el desván en lugar de tirarlo. Algo así he hecho estos años con este blog. Pero hoy, mi profesor de pilates ha dicho que él va a las rebajas del trastero y recupera un pantalón de hace años (él, que puede y que, al parecer, se mantiene en las mismas medidas que hace años) así que me ha recordado este viejo blog y me he venido al trastero a quitarle un poco el polvo y a probármelo otra vez, a ver qué tal me queda.

En realidad, no. Lo de escribir de nuevo, se me ocurrió ayer, leyendo. Me parece que es más lógico, pero el símil del profe de pilates me ha venido a la cabeza y me ha hecho gracia ponerlo por aquí.

Ha pasado tanto tiempo que el entorno de wordpress, donde tengo alojado este blog, ha cambiado un montón y me está costando un poco encontrar las cosas. Es lo que pasa con el tiempo que, poco a poco y a la chita callando, nos va cambiando el paisaje. Pero me siento exploradora, así que me encasqueto el salacot y los prismáticos y allá que voy. Llevo ya más de 500 palabras que es lo que solían durar estos post, tipo columna de periódico, así que aquí os lo dejo. Espero que os guste.

ABRIL

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ABRIL

¿Quién me ha robado el mes de abril? Como Sabina yo también me lo pregunto. Entre torrijas, incienso, tormentas y debates electorales nos hemos plantado en un final de mes que ha vuelto a vestir de verde los tilos desnudos del paseo Independencia.

Hoy me despierto con la alarma de JL y yo, que vuelvo a no tener la obligación de levantarme con la llamada de un reloj, me despachurro por toda la cama, incapaz de hacer que mi cuerpo se ponga en movimiento. Será la astenia primaveral, pienso mientras mi mente sí que toma esa iniciativa de ponerse en marcha un día más. Todavía en la cama comienzo a escribir este post mentalmente y rememoro todo el ruido de estos días, el de los tambores semanasanteros de mi ciudad y el de los debates electorales de la televisión, a pesar de que Rivera invite a escuchar el silencio para sacar luego de su chistera una tarjeta sanitaria única y rojigualda que va a curar, por arte de magia, todos los males de este bendito país.

Cuando por fin me levanto y enciendo la radio escucho que Casado va a celebrar su acto de fin de campaña en el Wizink Center y a mí el Wizink me suena a música francesa, más concretamente la de Zaz y ese concierto que disfrutamos casi en familia justo cuando comenzaba este mes de abril que se nos escapa de las manos. J no vino a Madrid, J se quedó en Zaragoza a estudiar y a experimentar con la repostería, el horno y la batidora. Este año nuestra semana santa y nuestro San Jorge lamineros han tenido sabor a hojaldres con nocilla y tartas de oreo y nuestro San Jorge librero sabor a Masa Madre, la de Iguazel Elhombre. Me sumerjo en su lectura y vuelvo a identificarme con aquella primera maternidad de hace casi veinte años, mismos sentimientos, mismas sensaciones, mismos deseos para el futuro… Qué bien lo cuenta Iguazel… Me paro en el capítulo del 6 de abril, el de Popi Estrellitas, en el que cuenta ese extraño sueño que le atormenta con tener que elegir solo cinco cosas que enseñar a su hija de seis meses. Comienza a enumerar todas aquellas cosas que necesita enseñarle y el agobio se transforma en angustia, hasta que descubre que no es necesario elegir porque con el paso del tiempo juntas irán aprendiendo… Busco el marcapáginas, aquel recuerdo de Florencia que me trajo L en el 2016 según reza en su dedicatoria, cierro el libro y los ojos y me hago consciente de otra realidad, la de que aquellos deseos de futuro ya han llegado porque L ya ha votado. Sus primeras elecciones. Su primer voto por correo. L vuela cada vez más tiempo sola y vuela cada vez más lejos, pero sonrío aliviada al ver que ese cordón que cortó Concha, la matrona, un día de otoño del siglo pasado, sigue existiendo, más fuerte y más poderoso que nunca.

Aquí os dejo una canción de la Zaz más intimista y que también disfrutamos la noche del Wizink.
Espero que os guste casi tanto como a mi.

RECORDANDO A KATE

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RECORDANDO A KATE

Leo que, tal día como hoy, hace quince años, murió  Katherine Hepburn, Kate para los amigos. Busco en la estantería el libro que me lo confirma. Que me confirma que era Kate para los amigos y que me da la libertad de considerarme con ese privilegio. La magia de los libros, que nos acerca de tal manera una persona que hasta nos creemos gozar de su amistad.

Para los que seguís este blog no os descubro nada nuevo. Muchas de las imágenes que he utilizado para ilustrar mis post son de ella. Nunca defrauda. Sea el tema que sea, no resulta difícil encontrar una imagen donde ella lo representa.

Estos últimos meses, justo en los que no he sacado fuerzas ni tiempo para alimentar este blog (mil perdones), la he recordado mucho. Y todo por un sólo tema, el feminismo. Y sin embargo, no creo que ella se sintiese abanderada de ninguna causa, ni siquiera la feminista. Era demasiado libre para atarse a nada ni a nadie que no fuese ella misma. Cada vez que he leído noticias sobre el renacimiento del movimiento feminista, cada entrevista de Sandra Sabatés en el espacio «Mujer tenía que ser» de «El Intermedio», en la jornada de manifestación del 8-M, en los días previos cuando me asaltaban las dudas (¿dudas?) sobre la necesidad o no de manifestarme, en alguna de las conversaciones con mi madre, con mi hija, con amigas… Siempre acababa pensando en ella. Las películas también forman parte de mi educación y, no sé por qué curiosos algoritmos de mi cerebro, recuerdo flashes de escenas de sus películas que me reafirman como la mujer feminista que quiero ser. La mujer feminista que debo ser. Yo era una niña, pero si algo tenía claro es que las mujeres podíamos llegar a hacer todo lo que nos propusiéramos. Y eso era gracias a sus personajes. Primero fueron sus personajes y luego fue ella misma. Siempre me fascinó su libertad para elegir. Elegir proyectos, elegir equivocarse, incluso elegir amar a un hombre egoísta, pero siempre fiel a sí misma aunque eso implicase ir en contra de lo que la industria cinematográfica o la misma sociedad daban por hecho y norma. Y, para mí, esa es la esencia del feminismo. La libertad de decidir, pero en igualdad de condiciones, claro está… Y en eso estamos.

El libro del que os hablaba se titula «Recordando a Kate«, escrito por A. Scott Berg que la conoció cuando ella acababa de cumplir setenta y cinco años. Le dio permiso para escribir estas memorias con la promesa de no publicarlas hasta después de su muerte. Ojeando la colección a la que pertenece, una colección de memorias y biografías de la editorial Lumen, observo en la solapa que sólo uno de los libros cuenta la vida de un hombre. El resto son mujeres. Y es que… ¡tenemos tanto qué contar!

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LA AMIGA ESTUPENDA

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LA AMIGA ESTUPENDA

«Los libros nos salvan la vida y nos ayudan a sobrellevar los momentos más duros.» Lo decía Rosa Montero en otra de sus maravillosas columnas este pasado domingo. Repentinamente, tengo que pasar toda la mañana en el hospital, acompañando a un ser querido en un episodio más de su larga enfermedad, así que refuerzo mi mochila de supervivencia con el libro que espera su turno desde hace unas semanas en mi rincón de los papeles y las cosas pendientes. Es «Patria», el aclamado libro de Aramburu que, seguramente, muchos de los que leáis este post, ya habréis digerido. Sin embargo, tengo una sensación extraña. Hace dos días que acabé otro libro de esos que atrapan e, incluso, diría yo, subyugan y no me parece el tiempo suficiente de reposo para dejar que otra historia comience a deambular por mi cabeza mientras cocino, mientras camino de un trabajo a otro, mientras limpio… mientras hago cualquier otra tarea cotidiana de esas forzosas y obligatorias que anteponemos al delicioso placer de sentarnos a leer.

Recuerdo que mi querida Paula, una de mis periodistas y escritoras favoritas (tengo unas cuantas, ya lo sabéis), me animaba hace unos post a contar mis lecturas de verano. Siento que ese tiempo ya ha pasado y no es porque no las recuerde, no. El requiem por un campesino español de Sender, Oculto Sendero de Elena Fortún o Los besos del Pan de Almudena Grandes, son libros difíciles de olvidar.  Pero en este momento me apetece mucho más escribir unas cuantas sensaciones de lo que ha sido mi lectura de la historia de Lila y Lenù, protagonistas de «La amiga estupenda», el libro de Elena Ferrante que, curiosamente, me recomendó una buenísima amiga (y busco otro adjetivo para no reiterar el del libro). Mi amiga, que me conoce muy bien, sabía que Juliette acabaría escribiendo sobre su recomendación. Quizás porque, cuando me habló de la autora, convencida de que ya la conocía, le confesé que no, que no me sonaba de nada. Era así, aunque tampoco es de extrañar. Resulta que el nombre en cuestión es también un pseudónimo, como Juliette Tourmalet. Solo que ella (o él) se ha cuidado muy mucho de seguir guardando el anonimato, rayando ya en el misterio, por lo que se desconoce qué persona, de carne y hueso, se esconde detrás de la tal Elena Ferrante. Al final, ese pequeño detalle acaba siendo irrelevante ya que la propia historia de las protagonistas habla por sí sola. La vida y andanzas del autor pasan a un segundo plano. No me interesa en absoluto. Ya sólo me interesa las historias que puede llegar a contar y, en este momento sobre todo, me interesa mucho más cómo va a continuar esa historia de las dos niñas-adolescentes que acaban de entrar en mi vida. Las niñas que viven, crecen y sienten en un barrio humilde y pendenciero del Nápoles de los cincuenta. Para mi tranquilidad, hay dos libros más de la saga que, afortunadamente para mí, ya he comprobado que también los podré encontrar en la biblioteca de mi barrio.

Ha sido un libro que he saboreado y paladeado desde la primera a la última página. Leemos como vivimos y a mí, ahora, me sale leer en modo slow: Sentarme en mi lado del sofá, con una buena luz, a poder ser sin ruidos de fondo de teles y demás y acabar leyendo reposadamente tan sólo 10 ó 20 páginas porque el tiempo o el sueño no me dan para más. Pero recuperar la historia en cualquier otro momento y con gran facilidad, por lo que decía antes, porque los personajes siguen estando en mi cabeza a lo largo del día. Porque me descubro en alguno de los muchos sentimientos de la narradora y, sin querer, vuelvo a la Juliette que vivía en un barrio obrero de la Zaragoza de los ochenta. El de las acequias cruzando las calles, sin tapar, y el de La Granja empezando a cambiar su original fisonomía de esa «granja» que le da nombre por lo que ahora conocemos: el parque, los colegios, las piscinas…

Realmente, no ha sido la lectura del libro lo que ha removido estos recuerdos que ahora fluyen de mi cabeza, si no escribir… Y es que, ya lo decía también doña Rosa (Montero): «Uno no escribe para enseñar nada, escribe para aprender, para intentar poner un poco de luz en las tinieblas de lo que somos.» Así que gracias, Elena Ferrante, quien quiera que seas, por escribir una historia como la de «La amiga estupenda». Y gracias a mi amiga, por recomendarme su lectura.

OTRO AÑO QUE SE ACABA

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OTRO AÑO QUE SE ACABA

Se acaba el año y estos días me da por echar la vista atrás y recordar. No sé si son cosas buenas o malas, pero son mis cosas. Igual os resultan un poco tontas o igual no. Puede que os haya pasado algo parecido e incluso os lleguéis a sentir un poquito identificadas o identificados… o puede que no.

Por ejemplo: he aprendido a coser a máquina. Tampoco es que me haya convertido en una experta, pero voy avanzando. También me he atrevido a hacer  Lee el resto de esta entrada

DEDICATORIAS

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DEDICATORIAS

Hace unos días leía un artículo en el que se enumeraban las razones por las cuales los niños prefieren seguir leyendo en libro de papel. La verdad es que me sentí bastante identificada con todos esos niños y hoy me gustaría dedicar este post a una de esas razones. A saber: «porque en un libro de papel se pueden escribir dedicatorias«. Me gusta esa manera de personalizar una lectura y, si ya me hace una ilusión tremenda recibir un libro como regalo, más todavía si lo abro por la primera página y me encuentro una de ellas. Lee el resto de esta entrada

TODOS LOS DÍAS SON 8 DE MARZO

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TODOS LOS DÍAS SON 8 DE MARZO

Hace unas semanas acabé una historia que me ha mantenido atrapada durante otras tantas y cuya lectura saboreé como ese helado especial que procuras que no se acabe a pesar del calor que lo derrite poco a poco. Me estoy dando cuenta que, últimamente, cada vez más abundan en mi selección de autores, mujeres escritoras. Supongo que nos gusta buscar una cierta identificación en lo que leemos, debe ser por eso que encuentro ese click, que constantemente necesito, en historias de mujeres escritas por mujeres. Este es el caso de Todo ese fuego, la historia que imagina Ángeles Caso, a través de la producción literaria de otras tres mujeres, las hermanas Brontë. Lee el resto de esta entrada

SORPRESAS EN UN PASEO DE DOMINGO

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SORPRESAS EN UN PASEO DE DOMINGO

Una mañana de domingo de un invierno que más parece primavera temprana. Los paseantes cercanos a la Romareda no escuchan los goles que otros días acerca el cierzo. El Real Zaragoza juega en Córdoba y es un transistor que, casi con total seguridad, cantó el gol de Nayim, el que hoy nos anuncia esos goles que dan la victoria al equipo de nuestros amores y sinsabores por segundo domingo consecutivo. Una alegría contenida, propia del más puro corazón zaragocista escarmentado. Eso es lo que nos trae el cierzo de hoy. Lee el resto de esta entrada

S. JORGE, LIBROS Y OTRAS CURIOSIDADES

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S. JORGE, LIBROS Y OTRAS CURIOSIDADES

Me gusta abril. Me gusta que brote la primavera, que salgan días luminosos y días lluviosos, me gusta pasear, cambiar de ruta en los trayectos cotidianos y descubrir otros lugares, otros paisajes. A veces los fotografío y, a veces, simplemente los guardo en mi retina para saborearlos cuando la memoria decide traerlos de nuevo a mi mente. Me gusta Abril porque se celebra el día de Aragón y el día del Libro y es un día de fiesta. J celebra su santo y espera que le regalemos algún libro. A J todavía no le ha picado el gusanillo de la lectura, el amor a sumergirse en una historia y dejarse llevar y desear seguir leyendo, y dejar de hacer otras cosas para calmar esa ansiedad por saber cómo transcurre la vida de esos personajes o qué maravillosa frase está a punto de saltar a tu alma en cualquier momento inesperado…, pero no pierdo la esperanza. Lee el resto de esta entrada

GEOPOL 21 antig

Medio de análisis de la geopolítica global

Francisco Yagüe Ágreda

Un espacio para la reflexión y la opinión

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MUJERES QUE HACEN LA HISTORIA - BREVES BIOGRAFIAS

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Cuento en educación y terapia con Claudine Bernardes

Aquí encontrarás cuentos, actividades e investigaciones que promueven la educación y la terapia por medio de la narrativa. Claudine Bernardes es escritora y especialista en cuentos terapéuticos. Docente de narrativa en terapia en la Clínica Escuela del Instituto IASE con sede en Valencia, España.