Por fin nos estamos dando cuenta de que el uso abusivo de las redes sociales, y de Facebook en particular, ya no nos hace tan felices como pensábamos. Según un reciente estudio, para quien no para de «colgar» fotos de momentos felices supone un auténtico estrés, primero por parar a cada momento para fotografiar todo lo fotografiable y luego, por analizar cuántos likes obtiene de ese mogollón de «amigos» que conforman su red, ajeno a la profunda envidia que provoca en buena parte del personal que lo ve. Esto, como todo, requiere una cierta dosis de equilibrio y mesura pero, si no podemos por nosotros mismos, Lee el resto de esta entrada
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SANADORES
Salgo de casa corriendo, como casi siempre, sin tiempo ni para esperar al ascensor. Bajando las escaleras, cuando llego al rellano del cuarto, sale una de mis vecinas preferidas que, encantadoramente, como siempre, me invita a entrar con ella en el ascensor. Tengo dos opciones, seguir bajando las escaleras aprisa y corriendo para intentar llegar a tiempo a mi cita o aceptar la invitación y tener la oportunidad de charlar un ratito con ella. Hay personas que, sin saberlo, ejercen sobre los demás un efecto terapéutico digno del mejor de los sanadores. Lee el resto de esta entrada
MENSAJES
Hoy me apetece romper una lanza por las redes sociales y las nuevas tecnologías.
«¿Quién es Alex Angulo?» Alba, una chica de quince años, nos hacía esta pregunta una tarde tranquila de domingo cuando acababa de leer, a través de twitter, la noticia del trágico accidente que se llevaba por delante la vida del inolvidable actor. Yo, que seguía con especial ilusión el comienzo del rodaje de la peli «Bendita Calamidad», basada en el hilarante libro de Miguel Mena, enseguida le puse al corriente mientras un cachito de tristeza se instalaba en el corazón de los que allí estábamos. Las horas y los días posteriores volvimos a retomar el tema. Comentaba con una amiga lo emocionante de todos los mensajes de ánimo, recordando al buen actor y mejor persona y que, aunque no conociésemos a nadie más que por su faceta profesional, ambas nos sentíamos arrastradas a manifestar con unas pocas palabras un mensaje de ánimo a los actuales compañeros de rodaje. Le decía que no sabía muy bien qué poner porque me parecía que no había palabras de consuelo en ese momento y ella, que hace unos meses pasó por una situación parecida, me confirmaba que sí, que el cariño transmitido y recibido a través de esos mensajes eran fundamentales primero para asumir el primer golpe y luego para sobrellevar el duelo.
Hace unos días José Luis Abós, entrenador del Basket Cai Zaragoza, tuvo que salir al paso de los rumores que ya circulaban haciendo pública su enfermedad. Instantáneamente los mensajes de ánimo y deseo de una pronta recuperación han estallado como la pólvora por todas las redes. No tengo dudas de que le servirán de mucho para afrontar el más importante de los partidos con toda la fuerza necesaria.
Como Josu, el amigo con el que Nacho Celaya, a través de Facebook, nos enseña y nos recuerda que esta vida hay que lucharla día a día. Sólo conocemos a Josu a través de la mirada de Nacho, pero todos los que le seguimos en la red por sus iluminantes reflexiones y comentarios nos sentimos un poco guerreros en la misma batalla.
Por mi parte, en algún momento es verdad que también he utilizado las redes para manifestar mi desánimo o decaimiento y puedo decir que los mensajes recibidos, por pocos que sean (siempre he pensado que estas aplicaciones son muy caprichosas y un tanto aleatorias, así que tus estados y comentarios los ve quien le da la gana al sr. Facebook) son el bálsamo y la vitamina que me ayudan a superar el bache.
Recientemente he tenido que acompañar a JL en una breve estancia en el hospital. Como la causa de la estancia no era de vida o muerte, tampoco quisimos alarmar más de lo necesario a familiares y amigos y sólo los estrictamente necesarios en ese momento sabían del episodio. Es verdad que, una vez paliado el dolor, la estancia en un hospital es tediosa e incluso aburrida, así que agradezco a las dos amigas que conocían el asunto que hayan soltado la liebre en ambos grupos de Whatsapp porque los raticos que hemos pasado conectados, primero recibiendo los mensajes de ánimo y luego tomándonos el pelo, la verdad es que han hecho mucho más llevadera la estancia, tanto para el enfermo como para la acompañante.