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ESPERANZA

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ESPERANZA

Hoy toca hablar de mis chicos de post-comunión, ese grupo de niños de entre 10 y 13 años con los que intento vivir (y transmitir) un poquito de esa fe con la que he crecido y que me ha hecho más fuerte de lo que nunca hubiera podido ser.

Hace un año o así, cuando muchas de las personas de mi entorno se enteraron de la existencia de este blog gracias a una breve reseña en la prensa local, enseguida me comentaron que sus padres se lo habían dicho y, con esa frescura infantil, me preguntaron si alguna vez hablaría de ellos. Pues aquí estáis, chicos. Este post va por vosotros. Lee el resto de esta entrada

CON PASIÓN

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CON PASIÓN

Hace unos días hablaba con una amiga.  Le confesaba que mi cultura respecto a las tradiciones semanasanteras es bastante escasa. Aunque sí tengo un pueblo de referencia desde mi infancia, nunca fui en esta época del año y mi memoria infantil se limita a salir con mi madre y mis tías a visitar «monumentos» recorriendo las iglesias del barrio acercándonos al centro de la ciudad a ver alguna procesión. Entonces recuerdo que me daban más miedo que otra cosa. Ahora ya no. Lee el resto de esta entrada

DE ANUNCIOS, PELÍCULAS Y NAVIDAD.

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DE ANUNCIOS, PELÍCULAS Y NAVIDAD.

Hace ya unos días que las luces de algunas calles y, sobre todo, la decoración de casi todos los comercios nos anuncian la proximidad de las fiestas navideñas. También los anuncios de la tele. Creo que el que da el pistoletazo de salida es el de la Lotería y, el de este año, no ha defraudado en ningún sentido ya que, además de enternecer por el bonito mensaje de bondad, ha potenciado la ya de por sí ingeniosa mente de muchos que se han lanzado a versionear múltiples parodias de la historia contada en escasos minutos. No deja de sorprenderme este fenómeno. De verdad. Lee el resto de esta entrada

UN HOMENAJE, UN SUEÑO.

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UN HOMENAJE, UN SUEÑO.

Estas últimas semanas he llegado a la conclusión de que me encuentro en un momento muy zen. No sé si es cuestión de actitud o que me estoy haciendo mayor…  o que por primera vez en mucho, mucho tiempo, no vivo corriendo, con lo cual sospecho que eso influye también bastante. Y confieso que me está gustando, la verdad.

Hace una semana conocí la noticia de que este pasado lunes se realizaba el primer concierto homenaje de la Fundación José Antonio Labordeta. El evento tuvo que cambiar de lugar debido a la masiva demanda de invitaciones que se produjo nada más sacarlas en taquilla. Normal, Labordeta es querido y recordado en esta tierra como nadie y todo homenaje es poco para tener presente su amplio legado. El viernes por la mañana me enteré que volvían a repartir invitaciones, esta vez en la Sala Multiusos del Auditorio y, como el paseo desde mi casa, por el Parque del homenajeado, me encanta allá que me fui por caminar un rato (momento zen 1) y, si la fila no era muy larga, probar a conseguir alguna entrada. En poco rato ya tenía las entradas en mi bolsillo, no sin antes haber charlado un ratillo con los abueletes de la fila que, inevitablemente, me recordaron un montón a mi padre. Si él viviera fácilmente habría hecho la misma fila. Toda una cadena de recuerdos: Labordeta, además de por muchas otras cosas, permanecerá en mi memoria porque escasamente con un mes de diferencia se marchó precediendo a mi padre. Pequeños detalles les unían: misma generación, el origen rural, ese inconformismo declarado, el gusto por las cosas sencillas, de la tierra, las coplas… cada uno a su manera. Mi madre me contaba que ellos tuvieron la suerte de asistir a un homenaje en vida que se le hizo unos meses antes de que ambos comenzaran a padecer los peores síntomas de la enfermedad que se los llevó.

El concierto fue sorprendente y emotivo. Sorprendente porque descubrí canciones que no conocía, como Sueños del poeta Pablo Guerrero. Escuchándola (momento zen 2) supe que quería escribir este post aunque solo fuera por compartir con quien me lea las palabras de este sencillo (pero que lo dice todo) poema hecho canción:

Los sueños vuelan alto como pájaros
Los sueños ven la tierra desde arriba
Los sueños tienen ojos transparentes
Los sueños iluminan, los sueños iluminan.
Los sueños son posibles, los sueños son posibles, los sueños son… posibles.
Tus sueños descienden como lluvia
Tus sueños acuden si los llamas
Tus sueños viven más que tu vida
Tus sueños se instalan en tu casa, se instalan en tu casa
Tus sueños son posibles, tus sueños son posibles, tus sueños son… posibles.
Los sueños están en los bolsillos
de los trajes usados y los besos
los sueños eligen las miradas
que en el futuro van a ser verdades, van a ser verdades.
Los sueños son posibles, los sueños son posibles, los sueños son… posibles.
Tus sueños son posibles, tus sueños son posibles, tus sueños son… posibles.
 

A Silvia Pérez Cruz, cantando Gallo Negro, Gallo Rojo de Sánchez Ferlosio,  ya la conocí cuando cantaba con Las Migas y, desde entonces, cuando suena por la radio o YouTube, paro a escucharla, no lo puedo evitar. Nunca la había escuchado en directo… Uno de los grandes momentos hipnóticos de la noche.

A pesar del gran número de artistas que participaron en el homenaje, tampoco voy a hablar de todos y, lo siento, nunca me ha gustado ser sexista, pero por sensibilidad y rasmia, mucha rasmia, fueron las mujeres las que ganaron por goleada a los chicos en este partido. Ya en la parte más emotiva, no puedo dejar de contaros como Beatriz Bernad (acompañada a la guitarra por el músico argentino Alberto Gambino) hizo una versión de A varear la oliva, del propio Labordeta, que puso los pelos de punta a más de uno, a mi la primera. Por favor, que alguien cuelgue en YouTube la grabación de Beatriz porque un momento tan mágico como ese es necesario que se comparta con mucha más gente. María José Hernández (y al piano Sergio Marqueta) nos regalaron dos canciones del Abuelo: Guárdate y La Vieja (momento zen 3). María José podía permitirse el lujo de cantar dos (o las que quisiera) en este homenaje, acaba de recuperar en su nuevo disco Las Uvas Dulces aquellas canciones menos emblemáticas pero genuinamente auténticas del cantautor. Y por último Carmen, nuestra Carmen, la París, con una Albada a voz y percusión, como Juan Palomo, que nos dejó con esa lagrimilla que todos sabíamos que tarde o temprano iba a hacer acto de presencia en cualquier momento.

Siempre te recuerdo Viejo…

VERANO DE PALABRAS

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VERANO DE PALABRAS

Comenzaba este verano con la incertidumbre de no saber muy bien cómo iba a transcurrir, pero bueno, como todo en esta vida. Y mientras daba sus primeros pasos, camuflándose entre lluvias y tormentas más bien propias de la primavera, comenzaba yo también esta apasionante aventura de jugar con las palabras, como algunos dicen por ahí.  Y es verdad, así me siento, como una niña volcando la caja de las letras y los sentimientos sobre la alfombra para tratar de darles forma, esperando con ilusión que alguien adivine lo que trato de expresar.

Y el verano ha ido pasando de tal manera que ya estamos a punto de empezar Septiembre, con todo lo que ello supone… Preparar el material del colegio, forrar esos libros castigados en un rincón desde final de curso porque, sinceramente, en ese momento lo que menos apetecía era pensar en un nuevo curso, porque lo que realmente apetecía era descansar de todo. El calendario nos avisa que hay que empezar a cuadrar horarios para compaginar todas las actividades entre los distintos días de la semana. El año no comienza el 1 de Enero, el año de verdad, el que marca el rumbo de nuestra vida, empieza en Septiembre.

Y este verano tan raro, unos días primaveral y otros otoñal, es ahora, cuando comenzamos a pensar en esas otras faenas de comienzo de curso, cuando se decide a salir a escena con su traje auténtico: calor, sol… verano, verano.

Y mi (nuestro) verano ha sido igual de raro: con un campamento en nuevo pueblo y nuevas instalaciones que, tras el primer miedo al cambio y a lo desconocido, sorprendió por la belleza del entorno y lo a gustito que allí se estuvo, porque si, porque había muchas ganas de compartir, de descansar de la ciudad y de vivir nuevas aventuras; con escasas y cortas escapadas al pueblo, buscando en esas horas fugaces el calor de la familia y las raíces; con los siempre buenos momentos en la piscina, con esos amigos que apenas nos vemos en invierno pero que en las largas tardes de verano, aunque sea con chaqueta, somos capaces de compartir meriendas, risas, juegos, preocupaciones, proyectos, inquietudes, ilusiones…; con una brevísima pero intensa escapada al norte para respirar otro aire, otro paisaje, otras gentes…; con la sombra de las enfermedades acompañándonos en el camino, la rodilla, el alzheimer, el riñón… sombras que casi siempre agobian pero que hay que aprender a caminar con ellas, con respeto pero sin miedo; con los nervios y las alegrías de un debut tan esperado como inesperado dentro del apasionante mundillo del folklore y la jota, sintiendo que una nueva etapa está a punto de empezar y saboreando la recompensa del esfuerzo, la ilusión y las ganas; con encuentros y reencuentros de tantos amigos que siempre están allí; con lecturas, soledades y mirarnos un poquito al interior…

Y mientras tanto, calando en mi rutina semanal como agua de lluvia, este blog… Me contaba el otro día Sara que, animada por su madre, había leído alguna entrada y que le gustaba como escribía… No sabes, Sara, la ilusión que me hizo tu tímida declaración. Porque este blog se lanzó al camino así, asomándose tímidamente,  a comienzos de verano, en época de descanso, para ver que tal se le daba su paso por la vida y, apoyado por sus lectores, compañeros de camino, va llegando cada vez un poquito más lejos.

En la playa de La Concha, charlando con un turista australiano sobre los beneficios de este tipo de bañadores en las aguas del Cantábrico.

MONASTERIO

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Casualidad o no lo cierto es que fue comenzar esta aventura del blog y, desde distintas experiencias, se me invita a que luego comparta lo vivido, así que, bien mandada que es una, os cuento mi último «descubrimiento».

Durante un paseo veraniego, callejeando por el barrio de la Magdalena con unos amigos descubrimos la siguiente placa en la puerta de una iglesia, la de San Nicolás, de la cual vagamente había oído hablar pero en la que nunca había reparado hasta ese día.

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Aprovechando el momento de asueto estival rápidamente mi amiga o yo, ya no recuerdo quien fue la primera (las dos somos igual de «apasionadas»), nos propusimos aprovechar el primer lunes que pudiésemos para acudir a la hora y hacer la visita al monasterio, ya que nos intrigaba bastante el que, en estos tiempos, hubiese algo parecido en pleno centro de Zaragoza.

Mi primera sorpresa fue comprobar que no éramos las únicas con intención de realizar la visita y, aunque cuando llegamos sólo había un padre con su niña, poco a poco fueron acudiendo personas de distintas edades hasta conformar el grupo que ese lunes hicimos la visita. Ya en la pequeña iglesia del monasterio y sentados, la guía, que al final de la visita confesó que era voluntaria, comenzó a contarnos de una manera clara, amena y, sobre todo (o, al menos, esa impresión me quedó) desde un profundo cariño y respeto, la historia de la orden de las Canonesas del Santo Sepulcro. Todo ello aderezado con acontecimientos históricos que, a lo largo de los siete siglos que llevan en esta tierra, han sucedido alrededor de sus muros, más los apuntes artísticos propios de la visita a una de las construcciones mudéjares, posiblemente poco conocida pero, sorprendentemente, muy bien conservada de Zaragoza.

Una vez en casa, la siguiente sorpresa fue al buscar la página web de todo este proyecto. Os animo a que paséis y la descubráis vosotros mismos, a vuestro ritmo, con tranquilidadMonasterio del Santo Sepulcro.

Para los que no os consideréis cristianos, no os asustéis pues lo que más me gusta de esta comunidad es su carácter eminentemente ecuménico. Esa adaptabilidad que, desde su origen, las canonesas han imprimido a su forma de ser y de actuar a través de los tiempos. Y luego, más aún tratándose de un convento de clausura durante gran parte de su historia (no en su origen, pero sí impuesto por el Concilio de Trento), esas puertas abiertas a cualquiera que quiera conocerlas o que, simplemente, necesite de un lugar para descansar, parar, pero siempre animando a reanudar el camino, a seguir, a continuar…

Casi al final de la visita nos invitaron a pasear por el claustro en silencio, regalándonos un pequeño instante de calma, de quietud, de encuentro con nosotros mismos y de reflexión en un espacio difícilmente repetible fuera de sus muros… Increíblemente, apenas se dejaba intuir a mis oídos el trasiego de los coches circulando por el Coso Bajo y Paseo Echegaray. Tanto es así que, a pesar de llevar la cámara de fotos, ni siquiera la saqué, pues pensé que, mejor que retener en una imagen ese lugar, sería disfrutarlo sin más para así conservarlo de otra manera en mi memoria, en mi corazón.

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Medio de análisis de la geopolítica global

Francisco Yagüe Ágreda

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Cuento en educación y terapia con Claudine Bernardes

Aquí encontrarás cuentos, actividades e investigaciones que promueven la educación y la terapia por medio de la narrativa. Claudine Bernardes es escritora y especialista en cuentos terapéuticos. Docente de narrativa en terapia en la Clínica Escuela del Instituto IASE con sede en Valencia, España.