Comenzaba este verano con la incertidumbre de no saber muy bien cómo iba a transcurrir, pero bueno, como todo en esta vida. Y mientras daba sus primeros pasos, camuflándose entre lluvias y tormentas más bien propias de la primavera, comenzaba yo también esta apasionante aventura de jugar con las palabras, como algunos dicen por ahí. Y es verdad, así me siento, como una niña volcando la caja de las letras y los sentimientos sobre la alfombra para tratar de darles forma, esperando con ilusión que alguien adivine lo que trato de expresar.
Y el verano ha ido pasando de tal manera que ya estamos a punto de empezar Septiembre, con todo lo que ello supone… Preparar el material del colegio, forrar esos libros castigados en un rincón desde final de curso porque, sinceramente, en ese momento lo que menos apetecía era pensar en un nuevo curso, porque lo que realmente apetecía era descansar de todo. El calendario nos avisa que hay que empezar a cuadrar horarios para compaginar todas las actividades entre los distintos días de la semana. El año no comienza el 1 de Enero, el año de verdad, el que marca el rumbo de nuestra vida, empieza en Septiembre.
Y este verano tan raro, unos días primaveral y otros otoñal, es ahora, cuando comenzamos a pensar en esas otras faenas de comienzo de curso, cuando se decide a salir a escena con su traje auténtico: calor, sol… verano, verano.
Y mi (nuestro) verano ha sido igual de raro: con un campamento en nuevo pueblo y nuevas instalaciones que, tras el primer miedo al cambio y a lo desconocido, sorprendió por la belleza del entorno y lo a gustito que allí se estuvo, porque si, porque había muchas ganas de compartir, de descansar de la ciudad y de vivir nuevas aventuras; con escasas y cortas escapadas al pueblo, buscando en esas horas fugaces el calor de la familia y las raíces; con los siempre buenos momentos en la piscina, con esos amigos que apenas nos vemos en invierno pero que en las largas tardes de verano, aunque sea con chaqueta, somos capaces de compartir meriendas, risas, juegos, preocupaciones, proyectos, inquietudes, ilusiones…; con una brevísima pero intensa escapada al norte para respirar otro aire, otro paisaje, otras gentes…; con la sombra de las enfermedades acompañándonos en el camino, la rodilla, el alzheimer, el riñón… sombras que casi siempre agobian pero que hay que aprender a caminar con ellas, con respeto pero sin miedo; con los nervios y las alegrías de un debut tan esperado como inesperado dentro del apasionante mundillo del folklore y la jota, sintiendo que una nueva etapa está a punto de empezar y saboreando la recompensa del esfuerzo, la ilusión y las ganas; con encuentros y reencuentros de tantos amigos que siempre están allí; con lecturas, soledades y mirarnos un poquito al interior…
Y mientras tanto, calando en mi rutina semanal como agua de lluvia, este blog… Me contaba el otro día Sara que, animada por su madre, había leído alguna entrada y que le gustaba como escribía… No sabes, Sara, la ilusión que me hizo tu tímida declaración. Porque este blog se lanzó al camino así, asomándose tímidamente, a comienzos de verano, en época de descanso, para ver que tal se le daba su paso por la vida y, apoyado por sus lectores, compañeros de camino, va llegando cada vez un poquito más lejos.
¡Y más lejos llegará! Sigue, sigue. 😉
Me gustaMe gusta
Gracias Roxi! Te siento como esos aficionados a la Vuelta o al Tour que se acercan todos las etapas a animar a sus ciclistas favoritos. Besicos.
Me gustaMe gusta
Así es, he vuelto a esta etapa (y con pompones, jajaja) Gracias a ti.
Me gustaMe gusta
Pero que bien habla mi compi !!!!!! Me alegro mucho de que abrieses este blog , siempre te seguirė animando para que escribas un libro , eres genial y me encanta saber que no has cambiado nada. Mil besos
Me gustaMe gusta
Bienvenida Virginia al mundo de Juliette Tourmalet!! Que alegría me da recibirte 🙂 Pasa cuando quieras, estás en tu casa. Besicos.
Me gustaMe gusta
¡¡Felicidades!! Me gusta mucho leerte y seguirte en este camino de palabras.
Y te dejo una canción que me ha acompañado este verano, “Tour de Francia”, de Vetusta Morla:
Me gustaMe gusta
Confieso que todavía no me había dado por escuchar a Vetusta así que me has descubierto esta canción tan apropiada en todos los sentidos… Ahora no tengo excusa para ampliar mis gustos musicales 😉 Miles de gracias por este regalo que hace mucho más entrañable este post. Besicos.
Me gustaMe gusta
Pingback: VOY EN BUSCA DE UN LEÓN | El Blog de Juliette Tourmalet