La vida son ciclos, cada vez estoy más convencida. Hoy J comienza primero de bachillerato y yo vuelvo a trabajar ocho horas. Desde que nació no había vuelto a tener jornadas laborales tan largas… Pero volvamos a J. Como buen adolescente de libro no tiene ni idea de qué hacer con su vida y me da la sensación de que se ha apuntado a hacer bachillerato como quien se apunta a hacer macramé. Por probar a ver qué tal. Antes, hace unos años, éramos inseparables. Le llevaba y traía del cole, a los entrenamientos, a los partidos de baloncesto, a los cumpleaños de los amigos… Y de repente, me doy cuenta de que apenas compartimos actividades. Pero no voy a ser quejica. Hace poco me preguntó si quería ver Merlí con él y le dije que sí. Se habla mucho de que las series han sustituido a la lectura en gran parte de la gente y mi experiencia en casa lo confirma. Merlí va de un profesor de filosofía en una instituto de Cataluña que llega nuevo y revoluciona un poco tanto las aulas como el claustro de profesores por sus formas poco ortodoxas de dar clase. El club de los poetas muertos versión catalana. No está mal, es una excusa perfecta para filosofar sobre la vida y las relaciones humanas. J se pone a verla a la vez que atiende las notificaciones de Whatsapp, Instagram o el juego al que en ese momento esté enganchado con el móvil, pero parece que sigue la trama porque, de vez en cuando, hace comentarios. Si intento profundizar un poquito más en alguna reflexión que me parece oportuna, enseguida me corta con lo de que no empiece con la chapa, con ese espíritu chulesco que de repente le posee en mitad de cualquier conversación y que me hace añorar cuando era un niño ocurrente y gracioso, sin apenas maldad… Y eso que ha aprendido a controlarse… o a disimular al menos… ¡Resulta tan difícil saber lo que realmente pasa por su cabeza!
Y yo estoy aprendiendo a no censurarle cuando hace algo que yo no haría. A veces se nos olvida que «a los adolescentes les toca ser un poco descerebrados», como dice Jaume Funes en esta oportuna entrevista. Algo me dice que estos próximos años van a ser más intensos, si cabe, que los inmediatamente anteriores. Me he propuesto confiar en los profesores que pasen por su vida y, si algo anhelo, es que encuentre alguien que le encienda una pequeña chispa de pasión por algo, por lo que sea, pero por algo. Tanto ellas y ellos en las aulas como nosotros en casa tenemos una importante misión por delante: Procurar cargar esa mochila con la que todo buen explorador debería contar, con un mínimo kit de supervivencia. Algo que no pese mucho pero que sea fundamental para sobrevivir en un momento dado. Y confiar. Me temo que en este momento esa es la palabra clave.
J es encantador y vais a salir más que airosos de todo esto…como tú bien dices: confía (pero sigue así, cerca, no bajes la guardia que vas bien… ^^)
Y me ha venido a la cabeza este párrafo que leí hace un tiempo en un libro que compre en un momentico de preocupación por mi tbien adolescente M. Dice así:
» Los padres necesitamos que nos necesiten; los hijos adolescentes necesitan no necesitarnos. El conflicto es real; lo sufrimos diariamente conforme ayudamos a quienes amamos a independizarse de nosotros» 🙂
Me he visto reflejada en el papel de madre por supuesto, pero también en el de ese alguien que pueda encenderles una pequeña chispa de pasión por algo. Gracias por escribirlo; por recordármelo hoy.
¡Muuuuak! ¡Besazo!
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Gracias a ti por traer y compartir tu experiencia desde los dos frentes… Siempre he pensado que tus alumnos tienen mucha suerte de tenerte y este curso lo vas a hacer genial una vez más. Nadie como tú para inyectar pasión en vena. Un besico, AMIGA.
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TE ADORO… MUAAK
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Lara empieza el instituto y me asomo a una etapa nueva de madre. Tomo nota de tus recomendaciones, buscaré la serie Merlí y seguiré disfrutando con Mafalda. Besos
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Una etapa apasionante, sin duda. ¡Suerte!
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Ainsss, yo tengo dos pre-adolescentes en casa, una medio bipolar y la otra muy intensa. Creo que en unos meses me voy a tener que ir a navegar para escapar de los tira y afloja que va a haber en casa. Voy a ver cuanto tengo para la entrada del velero.
Un abrazo!!!
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Jajajaja! Cuida porque tanto la bipolaridad como la intensidad se superdesarrollan en la adolescencia…. Ve ahorrando, ve. ¡Otro abrazo para ti!
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